domingo, 15 de diciembre de 2013

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Cuando era niña quería vivir en una ciudad gris, donde la gente usara abrigos que llegaran hasta el suelo, donde caminaran frotándose las manos y exhalando aire helado. Nunca estás más vivo que cuando tienes frío. Cuando el viento te golpee la cara y te despeine, ya estarás en mi ciudad. La gente usará botas y bufandas, siempre habrá estufas y miraremos siempre detrás de la ventana, donde afuera hace frío. Los ancianos tienen ojos vidriosos y están cansados, y los niños están sucios e inquietos. El mar debe ser inmenso, que sosiegue la vista y la pena, que suene fuerte y honesto, que no me mienta. Cuando estés en una ciudad así, estarás en mi hogar, y cada uno de esos lugares serán mi casa. Una casa imaginaria que busco para siempre.